lunes, 13 de agosto de 2012

Bugie

A veces le dan ganas de explotar. Le dan ganas de decirte que no tienes ni idea de la vida, que así no se trata a la gente, que no tienes ni vergüenza ni respeto.
A veces le dan ganas de beber hasta llorar licor para que su lengua diga lo que la cabeza no se atreve, lo que la cordura le niega por ser "civilizada" y quitarse la mordaza de la educación que tan bien le han inculcado.


Le duelen las mentiras, (las "piadosas" también), las medias tintas y los "no sé qué decir". Le quema las entrañas que le quites la razón cuando sabe que la lleva y que quieras darle la vuelta al tablero para ganarle la partida, porque se te olvida que no erais rivales si no que jugabais en el mismo equipo.
Le palpitan los músculos y se le hielan hasta los huesos cuando recuerda todas aquellas frases que le dijiste, en las que la mayor parte era inventada y la otra no te la creías ni tú.


No quiere tu consuelo y tampoco tu compasión. Tiene como arma el frío reproche y su compañera la decepción. Como aliados solo el olvido y la bondad que está instalada en su corazón, aunque sólo esté de alquiler. Y es tu amistad sólo un regalo barato de mercadillo, un bronce cruel que no brilla, un juguete roto que no sirve, una muñeca de porcelana con la cara resquebrajada y un mapa en el que no señalas donde estamos. No puedes ofrecerle nada que ella no tenga, no puedes darle sentimientos ni regalarle sonrisas. Tú no tienes nada que merezca la pena. Tú no tienes nada.

BuonpomeriggiO*

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