jueves, 25 de noviembre de 2010

Novembre

Con las manos desnudas, tocando el aire, acariciando las ondas que se forman en el agua estancada.
Cerrando los ojos mientras escucho las notas perfectas cerca de mis tímpanos, dentro de mis oídos... ¿qué digo de mis oídos? dentro de mi mente, de mi corazón. Mientras recito sin voz esas letras que tanto me gustan, mientras muevo los labios al ritmo de la música.


Sintiendo a la gente moverse a mi alrededor, correr camino a sus vidas, dando color a las calles. Oler la ciudad y no sentir miedo, simplemente mirar como cambia, como sube, como baja, como se nubla el cielo y enfría las almas y de repente como por arte de magia ver como un rayo de sol rompe ese grisoscurocasinegro y sentir de nuevo el calor.


Porque podía acostumbrarme y me acostumbré a ese ir y venir, al ajetreo incesante, a las 3 horas diarías de viaje que a algunos les parecen una locura, a las conversaciones de desconocidos, al cruce de miradas, a los llantos de los que nunca conoceré el por qué, a inventar las vidas de los demás mientras les miro en silencio, al preguntarme dónde irán y de dónde vendrán.
Porque a veces lo que más nos molesta tiene partes buenas, sólo tienes que buscarlas.

BuonanottE*

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