lunes, 21 de junio de 2010

Sin aliento

Sonido de una puerta que se abre bruscamente, una puerta con las bisagras un poco oxidadas y el eco de su ruido en el portal. Dos personas que entran jadeantes por todo lo que han corrido...
- ¡Madre mía cómo llueve! - exclama ella sacudiéndose el pelo moviendo rápidamente la cabeza.
- Pero es que ha sido en un momento... - dice él aún sin aliento.


Se escurren un poco la ropa y miran a través del cristal. No es que llueva, diluvia. Se miran a los ojos y sin mediar palabra se entienden. Sí, esperarán a que escampe. Ambos se sientan en el frío suelo del portal todavía mojados.
- ¿Sabes? Esta lluvia me recuerda a nuestra primera cita... - dice ella mirando aún por el cristal.
- Pero... el día de nuestra primera cita no llovía... - le contesta él levantando la ceja un poco confuso.
- Ya... pero, ¿recuerdas qué pasó?
- Pues claro - sonríe - después de pasar toda la tarde juntos te traía en coche a tu casa y me dijiste que pararamos en aquel claro...
- Sí... - se ríe ella recordando.
- ... y me digiste que si salía tu canción favorita en la radio quería decir que pasaríamos juntos esa noche... - se sonríe pícaramente.
- Tú me dijiste que era imposible, que de todas las canciones que había en el mundo no podría darse la casualidad de que el locutor eligiese justo la mía...
- Eso es... pero, sonó tu canción.
- Sí...
- Y yo me quedé boquiabierto... sin aliento...
- Pues hoy te voy a contar un secreto... Lo sabía.
- ¿El qué? - pregunta confuso.
- Pues eso, que sonaría mi canción... El locutor la había anunciado unos momentos antes pero tú no te habías enterado... - sonríe una vez más mirándole a los ojos.
- Entonces... tú decidiste que pasaríamos la noche juntos... No fue casualidad ni nada de eso...
- No...
- Y claro está que tampoco es casualidad que estemos hablando ahora de esto... ¿verdad?
- No... ¿Es que no sabes para qué sirve esta lluvia a veintitantos de junio?


- Sorpréndeme...
- La lluvia da frío y claramente esta noche necesitaré que alguien me quite la lluvia de los huesos... - levanta una ceja ligeramente.
- Osea que, ¿esta lluvia sirve para que tú y yo pasemos la noche juntos?
- Claro... ha sido casualidad.
Y se sonríen una vez más. Escuchando la lluvia golpear la puerta metálica y su eco en aquel portal. Se beben con la mirada, se besan con los ojos.

BuonanottE*

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