- Hola George.
- Eh preciosa, ¿te estás divirtiendo?
- No especialmente, pero he hecho lo que había venido a hacer.
- ¿Les has hecho romper?
- No, les he dicho adios.
- Buena chica, estoy orgulloso de ti. Y aún lo estaría más si estuvieras bailando.
- Tengo grandes planes para bailar... solo dame 30 o 35 años.
- Mmm... la desdicha, la exquisita tragedia, la Susan Hayward de todo esto. Puedo imaginarte ahí sentada, sola con tu vestido de color lavanda...
- ¿Te había dicho que mi vestido era así?
- ... el pelo recogido y sin probar la tarta, seguramente tamborileando con tus uñas sobre el mantel blanco de lino como sueles hacer cuando te sientes realmente hundida, puede que incluso mirándote las uñas y pensando: "¡dios, tenía que haber parado todo este malvado complot para hacerme la manicura!" pero ya es tarde...
- George, yo no te dije que mi vestido era de color lavanda...
- De pronto, una canción familiar y... te levantas de la silla con un movimiento exquisito preguntándote, buscando, usmeando el aire como un ciervo moteado.
¿Acaso dios ha oido tu pequeña plegaria? ¿Volverá a bailar cenicienta?
Y entonces, de repente, la multitud se aparta... y ahí está él. Elegante, con estilo... radiante de carisma. Curiosamente está al teléfono pero en fin, tú también.
Y él va hacia ti con los andares de un gato salvaje y aunque tú acertadamente presientes que es... gay, como lo son la mayoría de los solteros arrolladoramente guapos de su edad piensas: "¡qué demonios, la vida sigue!"
Quizá no habrá matrimonio, quizá no habrá sexo... pero por dios seguro... que habrá baile.
La boda de mi mejor amigo
Porque la vida sigue y la función continúa. Bailando hasta el apagón.
BuonanottE*
martes, 14 de septiembre de 2010
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Claro que la vida sigue! Hay que bailar muuucho honey!
ResponderEliminarCassie.
baila, baila y nunca pares de bailar, bajo la lluvia y sobre el mar, pero siempre baila!!!
ResponderEliminarguapa tengo sorteo en el blog, apuntate....
muchos besitos de golosinas