martes, 16 de marzo de 2010

Globos

Tiene que reconocer que no sabe muy bien lo que hace cuando lo hace, tampoco sabe si es lo correcto y siempre tiene la horrible sensación de estar equivocándose, de que la otra opción, la que no es ya suya, es mucho mejor.
A veces está entre dos mundos que le aprietan, ambos le llaman a voces y reclaman su atención pero sabe que solo puede atender a uno.
Tantas cosas que hacer y tan poco tiempo para ellas, le obligan a crear prioridades, a ponerlas en una escala de menos a más importantes, pero la mayoría de las veces tampoco sabe ordenarlas...
Y vive de oído, decidiendo en el último momento y un poco a ciegas, sintiendo más que pensando, con los presentimientos y escalofríos, con la carne de gallina y las corazonadas, las que vienen de dentro, en las que su corazón brinca y nota su movimiento: arriba y de repente ¡pum! abajo, en el sitio donde estaba antes, cuando las hormigas invaden su estómago y entonces sin saber cómo se transforman en mariposas que le salen por la boca.
Esas son las sensaciones que le mueven, su compás, su motor... la gasolina que quema y el alcohol que destila, la tinta que corre por sus venas y el helio que infla sus pulmones... todo.
Las mismas sensaciones que experimenta al hablar con él, al sentir que conectan de todas las maneras posibles, al saber que la ha entendido aunque diga que no, al comprender que le importa a pesar de todo, al ver en sus ojos el "sí" cuando de su boca está escuchando un "no", al darse cuenta por fin que "eso" es un instante que no se acaba nunca porque él no quiere, porque se niega a que ese globo se escape y no suelta la cuerda, porque lo necesita como ella, como el aire y el agua, como el sol y la arena, porque les es imprescindible... porque es inevitable, aunque él no se lo crea.


Y que no se lo crea si no quiere, porque los cuentos no existen pero "eso" sí, y tarde o temprano caerá en la cuenta de que no es una historieta ni una viñeta dibujada en el periódico de los domingos, que "eso" no es un anuncio retocado con photoshop, que ella no se lo está inventando, que se puede tocar. Lo puede ver, y si él hiciese el esfuerzo lo tendría frente a sus ojos también.
Pero, ¿quién es ella?, ¿quién es ella para decirle lo que verá y lo que no? Nadie.
Es su decisión encontrarlo o hacerse el despistado mientras se le escapa... es su elección, solo quería ayudarle porque, a ella le cuesta tanto elegir...
Hazle caso, elige de oído y no te equivocarás, a veces lo que te dice la cabeza no es una prioridad, ella no escucha lo que sucede alrededor. Está en su burbuja con sus principios y sus miedos, sus teorías y sus cosas racionales pero ella, ella no sabe lo que pasa aquí fuera. Ella no puede brincar ni palpitar como lo hacen ellos. Sí, él y ella.
Porque solo le hace falta un empujoncito para latir. Y su latido será el más bello. Será música.

BuonaserA*

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