miércoles, 3 de marzo de 2010

Domingo

Música. Una canción conocida que cada vez suena más alto, como pidiendo que la escuchen. Una melodía. Pero la música no es siempre bien recibida:


- ¡Apagad eso!
- ¡África joder!
Consigue abrir un poco los ojos, aquella música le martillea la cabeza, el cerebro le late muy fuerte y tiene la boca seca. Palpa la mesilla de noche y al fin da con el maldito móvil y hace que deje de sonar. De nuevo silencio, tranquilidad. Las tres vuelven a dormirse, por lo menos una o dos horas más.

- ¿Por qué demonios has puesto el despertador esta mañana África? - dice Erica recordando ese horrible sonido que le había sacado de su tranquilidad.
- ¿Cómo? Yo no he puesto el despertador... - contesta África mientras se levanta de la mesa de la cocina y va en busca de su móvil.
- ¿Cómo que no? Mira, yo también adoro esa canción pero creo que a partir de ahora no la volveré a escuchar jamás - Claudia intenta abrir el bote de las galletas y aquella canción aparece de nuevo en su mente, desde luego es genial. Claro que la volverá a escuchar.
- Era la alarma... alguien me ha puesto una nota, esperad - dice África toqueteando los botones de su teléfono - "¡Despertad dormilonas! Resaca ¿verdad? No deberíais haberos tomado esas 3 "últimas". La próxima vez que queráis ir a "Ciempo" llamadme" y hay un número de móvil también... - lee en la pequeña pantalla.
- ¡Pero qué cabrón! - exclama Erica a punto de reirse.
- ¿Qué querías? Le engañamos un poco... - Claudia ha conseguido abrir el bote de cristal y se lleva una galleta a la boca.
- Sí... a la larga lo barato sale caro, ¿no? - dice África riéndose sentada en la encimera mientras balancea sus piernas en el aire.
*
Las 11:00... solo he dormido 3 horas... no aguantaré.
Se mira en el espejo del baño, valla ojeras. Abre el grifo y se lava la cara con agua helada, necesita espabilarse. Vuelve a mirarse en el espejo y entonces se sonríe. Por lo menos esas tres gamberras también se estarán despertando ahora mismo. Se lo tienen merecido, ¡por timadoras!
Entra sonriendo en la ducha y acaba de despertarse. Se viste y se coloca un poco el pelo. Se pone también un poco de colonia, que hay que dar buena impresión.
Se encamina hacia la cocina y saluda a su madre:
- Buenos días.
- Buenos días hijo... ¿dónde vas tan guapo?
- ¿Tan guapo? - ríe, no hay nada como una madre - voy a por Patricia e iremos a buscar a sus padres al aeropuerto...
- Ah... muy bien, regresaban hoy sí... ¿dónde me digiste que habían ido?
- ¡A Perú mamá! Te lo he dicho mil veces...
- Qué suerte, ojalá nosotros también hiciésemos un viaje pronto... - grita observando que su marido entra en la cocina.
- ¿Adónde? ¿de qué viaje hablas? - pregunta haciéndose un poco el loco, a lo que su mujer contesta con un "bah" y un movimiento de mano. Él la sonríe y ella pone los ojos en blanco. Se entienden sin necesidad de hablar, es lo que tienen casi 30 años de matrimonio.
- Los padres de Patricia que regresan hoy... - vuelve a repetir Roberto.
No sabe cuántas veces habrá contado que hoy, domingo, tenía que ir a por los padres de su novia al aeropuerto y después a su casa a comer. Por eso se enfadó tanto cuando su padre le pidió que llevara el taxi aquel sábado noche. Pero al final cedió... después de todo iba a darle una sorpresa a su madre, y es que los 47 no se cumplen todos los días.
- Por cierto, ya me contaréis qué tal lo pasasteis anoche... - sonríe pícaramente.
- ¿Y tu noche qué tal fue? - pregunta su padre desviando el tema, se niega a contarle a su hijo como fue esa noche...
- Pues mal papá, la cosa está muy floja... todos tus compañeros lo decían anoche...
- Ya hijo... ¿cuánto fue?
- 20 euros escasos... - miente. Tendrá que llenar el depósito antes de que su padre se de cuenta.
- Bueno, no pasa nada - dice sonriéndole, es verdad que la cosa estaba fea, además pensaba darle todo lo que ganara aquella noche.
Roberto apura el café y sale despidiéndose de sus padres. Coge su coche y va hacia la casa de Patricia.
Aparca justo en frente del portal y saca su teléfono. Un mensaje. El dibujo de un sobrecito parpadea en la pantalla. Lo abre:
"Lo de despertarnos a las 11 no estaba en el trato, exigimos una compensación. Jajaja es broma. Eres un taxista genial, estamos pensando en contratarte como chófer. Un beso. A.C.E."
Sonríe al leerlo. Desde luego mereció la pena, nunca se había reido tanto, además le invitaron a un par de cervezas y otras tantas Coca-colas. El sitio resultó ser genial y el dueño muy simpático, puede que llevase a Patricia allí alguna vez. Patricia. Le da un toque para que baje y guarda el número de África en su móvil.
- ¡Ya estás aquí! - exclama Patricia entrando en el coche.
- ¡Buenos días! - se besan suavemente en los labios.
- ¡Valla cara! ¿Qué ha pasado? - dice fijando sus ojos en las incipientes ojeras de su novio.
- Nada... he dormido poco.
Y arranca rumbo al aeropuerto.
*
Música. Música de nuevo, pero esta vez deseada y bastante alta.
Las chicas bailan mientras limpian la casa (o limpian mientras bailan). Lo hacen todos los domingos, así se hace menos pesado. Cantan a voz en grito y se mueven al compás, sin resacas ni dolores de cabeza.
África sube al sofá de un salto cantando y bailando para limpiar la lámpara.
- ¡Eh! ¡Bájate de ahí! - grita Erica.
- ¿Por qué? ¡Estoy limpiando!
- ¡Acabo de sacudir y colocar los cojines!
- ¿Y por qué haces eso antes de que limpie la lámpara y haga mi actuación? - dice bailando aún encima del sofá y cerrando los ojos para sentir la música.
- ¡Baja!
- ¡No!
- ¡Que bajes!
- ¡Oblígame!
Erica sube de un salto al sofá y se abalanza sobre África. Las dos se hacen cosquillas mientras ruedan por el sofá. Claudia no quiere quedarse atrás y se suma a la pelea soltando el plumero.
No pueden parar de reirse.
Y por fin una tregua. Se sientan en el suelo y se miran.
- Hay que acabar de limpiar, ¿no? - dice Claudia.


Y vuelven a reirse. Ellas y su estupenda manía de convertirlo todo en un juego.

BuonaserA*

1 comentario: