lunes, 1 de marzo de 2010

En la esquina de la Primera con Amistad

Es de noche, pero hay tantas luces que ni siquiera lo parece. La Gran Vía a rebosar de gente que se mueve en direcciones contrarias o en el mismo sentido, como una gran masa, como bancos de peces de colores. Gente que sonríe, que llora, que trabaja o que simplemente pasea sin un rumbo fijo pensando en sus cosas o con la mente en blanco, y entre ellos, tres chicas que corren, que esquivan a la gente haciendo zig-zag, empujando (queriendo o sin querer) y riéndose como locas.
- ¡Ahí! ¡Ahí hay uno!
- ¡Pero párale!
- ¡Taxi!
El vehículo se detiene a unos metros de ellas y las jóvenes se montan de prisa para que el conductor no forme un atasco en medio de aquella esquina. Una de ellas decide ponerse delante y las otras dos en los asientos traseros. El conductor aparta el coche a un lado de la calle.
- ¿Adónde vamos? - pregunta el taxista animado, la risa de aquellas chicas se le ha contagiado.
- ¡Venga díselo!
- ¿No decías que querías ir allí a tomar algo? ¡Pues venga!
- ¿Nos lleva a "Ciempo"? - dice por fin la chica sentada en el asiento del copiloto.
- Eh... sí, claro... - contesta el taxista un poco dudoso. Es un chico jóven y no parece conocer muy bien el oficio, es más, parece que fuera su primera noche al volante de aquel coche blanco.
- ¿Está seguro? - pregunta quedándose boquiabierta.
- Sí pero... vais a tener que guiarme y... - habla mirando por el retrovisor a las jóvenes que le sonríen detrás.
- ¡Vale! Pero antes de que arranque vamos a hacer un trato... - saca la cartera del pequeño bolso y de ella un billete de 50 euros - ¿por esto nos lleva y nos trae de "Ciempo"?
- ¿Cómo? - dice el jóven mirando el billete que su copiloto sostiene entre los dedos.
- Sí, que si nos lleva, nos tomamos algo y luego nos trae de vuelta... - explica resuelta.
- Sí, claro que sí - dice por fin seguro. Total, son chicas simpáticas y además son 50 euros...
- Oiga - dice una de las de atrás entre risas - si el taxi no es suyo debería apagar el taxímetro...
- ¿Y eso por qué?
- Está claro que no sabe donde está "Ciempo"... los 50 euros se los gasta solo con la ida... - dice su compañera riéndose también.
- Pues no, no... ¿dónde está?
- Ciempozuelos... valla hacia la carretera de Andalucía... - dice la copiloto e ideante de todo aquel plan. Se le había ocurrido decir que lo que más le apetecía aquella noche era tomarse una copa en el bar que un amigo suyo acababa de abrir en Ciempozuelos y las demás le habían seguido. A pesar de estar en plena Gran Vía. A pesar de que era una tontería nocturna, ellas siempre la seguían.
- ¡¿Cómo?! - exclama alarmado el taxista. Osea que aquellas tres locas querían llevarle al sur de Madrid... y él como un tonto había aceptado llevarlas y traerlas por 50 euros... Menos mal que el taxi era de su padre y si se lo explicaba puede que lo entendiera y no se enfadase mucho. Al fin y al cabo, le estaba haciendo un favor y esa noche tampoco había mucho trabajo.
- ¡Tranquilo hombre!
- ¿No se irá a echar atrás ahora? Le invitaremos a una copa... - dice la chica sentada a su lado.
- Vale, vale... un trato es un trato, pero trabajando no puedo beber - dice sonriendo.
- ¡Pues una Coca-cola hombre!
- ¡Y otra cosa más! - exclama el taxista que ya ha tomado la carretera en la dirección correcta.
- ¿Qué? - preguntan las tres a la vez echándose a reír.
- ¡No me llaméis más de usted! ¡¿Pero cuántos años tenéis?! - dice riéndose él también.
- ¡20!
- ¡20!
- ¡21!
- ¡Pues eso! Yo sólo tengo 24... ¿qué os pensábais?
- ¿Y nosotras qué sabemos?
- Sí... además como llevas esa música tan aburrida...
- ¿Sí? - coge un cd que lleva guardado en la guantera y lo pone, sube el volumen al máximo y abre las ventanillas.
Ha acertado. Las tres se saben la canción y la cantan a voz en grito. Valla tres locas... ¿de dónde habrán salido?


Por fin llega a casa. ¡¿Las 8 de la mañana?! Toda la noche trabajando y solo ha conseguido 70 míseros euros... Normal, toda la noche en aquel bar en "Ciempo" como decían ellas. Y es que siempre querían tomar la "última", debieron tomarse por lo menos 5 "últimas".
Pero había sido divertido, desde luego eran unas chicas geniales. Seguro que su padre en 20 años al volante, no había pasado una noche como esa.
*
Caminan descalzas por el pasillo del portal, todavía tambaleantes. El suelo está helado pero no soportan los tacones ni un segundo más. Abren la puerta y van derechas a la cocina, las noches en vela dan un hambre increíble. Las tres se mueven como zombies por la cocina, sin mirarse ni dirigirse la palabra. Una taza. Una magdalena. Mermelada de fresa. Café. Cacao. Un croissant.
Se sientan a la vez a la mesa y se miran. No pueden remediarlo y rompen a reír, tienen unas caras espantosas... ya no hay pintalabios y el rimmel está un poco corrido pero lo peor son las ojeras. Dormirán hasta la tarde y lo saben. Comienzan a rememorar la noche:
- ¡Ese taxista era un jefe!
- Claro... ¡a ti te gustaba!
- ¡Y a ti también! ¡A mi no me engañas!


Y vuelven a reirse de nuevo. Amigas. Confidentes. Irse a vivir juntas fue una gran idea, incluso en los días más difíciles había algo que merecía la pena en todo aquello: que estaban juntas. Y así los días, las horas, los minutos y los segundos eran otra cosa. Eran ligeros.

(LoveUgirlS)

BuonanottE*

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