miércoles, 24 de marzo de 2010

Sorpresas

Se levanta sigilosa y entra en el baño, se lava la cara y se mira en el espejo. Levanta una ceja y se sonríe... hoy sin duda las sorprenderá.
Vuelve a entrar en su habitación descalza y coge el enorme cuadro que ha hecho para ellas, para su salón. Puff... ¡pesa mucho!... un poco más... et voilà! Colocado en su sitio en la blanca pared.
Sacudiéndose las manos en el camisón va hacia la cocina y se prepara un café, coge el bote de las galletas y vuelve al salón. Lo deja todo sobre la mesita y se sienta en el sofá a desayunar, nunca lo hace pero hoy es un día especial. Come un par de galletas y toma un sorbo de su café mientras espera... ¡Valla dormilonas! si ya son más de las 10... además no nos acostamos tan tarde... ¡voy a despegarles las sábanas!
Deja la taza de nuevo sobre la mesa y se levanta del sofá encaminándose al equipo de música. Pone un CD. Play. Volumen... ¿58? no... ¡72! ¡hay que empezar el día con energía!
De repente la música empieza a sonar y hasta ella misma se sobresalta llevándose una mano al pecho, ¡valla! ¡que potencia!
Entonces empieza a escuchar gritos en las habitaciones aunque un poco lejanos, así que apaga de nuevo el reproductor y corre a sentarse en el sofá, toma su taza y una de las revistas de Claudia que estaba en la mesita y empieza a ojearla con aire interesante.
- ¡¿Se puede saber qué rayos ha pasado?! - grita Erica entrando al salón.
- ¡Pero bueno! ¿y ese escándalo? - Claudia se suma a la queja irrumpiendo también en la habitación.
África toma un sorbo de su café y levanta ligeramente los ojos de la revista.
- ¡Valla! ¡Buenos días queridas compañeras! No me había dado cuenta de que ya estuviéseis levantadas... y bien, ¿cómo habéis dormido?
Erica y Claudia abren los ojos cada vez más, ¡pero qué cara tiene! ¡encima nos pregunta cómo hemos dormido!
- ¡Pero Áfri...! - Erica no acaba su frase cuando ve el enorme cuadro nuevo que adorna la habitación.
Las dos lo miran a la vez y sonríen, África les mira sin perderse un detalle de sus gestos.
Es como una gran foto en blanco y negro. Un paisaje, pero muchos a la vez... la Torre Eiffel, el Big Ben, Piazza Spagna... todo junto fundiéndose bajo unas suaves nubes que adornan el cielo grisáceo. Unos pequeños trazos que se convierten en personas que visitan esos lugares, personas comiendo un helado, charlando, riéndose...
- ¿Veis? ¡Esas tres somos nosotras! - dice África señalando el cuadro sonriente.
- ¡África es precioso! - exclama Claudia.
- ¡Genial! Además esa pared ya estaba sosa...
África sonríe un poco más mordiéndose el labio inferior.
- Y aquí no acaba la cosa...
- ¿A no? - dice Erica arqueando las cejas.
- ¡No! - exclama - a ver chicas... ¿cuál de esos sitios nos queda por visitar?
- ¡London! - exclama Claudia entusiasmada.
- ¡Exacto! ¡Pues allá nos vamos! ¡Todo el fin de semana!
- ¡¿En serio?! - Claudia abre la boca.
- ¡Sí! Un compañero iba a irse con unos amigos y al final no pudo. ¡Lo tenía todo organizado! El avión, el hotel... ¡todo! Me lo dejó tirado... es lo que tiene la reventa, además le hice un favor...
- Sí... ¡cuánta caridad Áfri! ¿y nos vas a invitar tú? - exclama Erica riéndose de su amiga... ¡pero que morro!
- Ya echaremos cuentas... - ríe África.
Se abrazan y saltan por el salón. Le dan las gracias a África y ríen divertidas.
- ¿Y cuándo nos vamos? - pregunta Claudia por fin.
- En 4 horas...
- ¡¿Qué?! - exclaman ambas a la vez.
- ¡Sí! Así que venga... preparad las cosas y no llevéis mucho, voy a vestirme... - dice mientras se aleja tranquila hacia su habitación. Ella lo tiene todo preparado.
Las otras dos corren por la casa metiendo mil y una cosas en la maleta: ropa, zapatos, el neceser...
África sale de su habitación tirando de la maleta de ruedas, vestida con ropa cómoda e incluso con un poco de maquillaje.
- ¿Estáis ya chicas? - pregunta relajada.
- ¡Sí, sí!
- ¡Ya va! ¡Un momento!
Aparecen jadeantes en la entrada con sus maletas y listas para salir. Bajan a la calle y toman un metro y luego otro. Éste último se para sin ninguna explicación, es algo típico pero nada agradable si tienes prisa. Cuando por fin vuelve a arrancar las tres están nerviosas. Puede que no lleguen a tiempo. Cuando llegan a la estación el tren ya está cerrando sus puertas.


Bajan corriendo las escaleras mecánicas cargadas con las maletas y dan algunos golpes en las puertas, hacen señas al maquinista y gritan alguna que otra cosa. No hay nada que hacer. El tren arranca y algunos, afortunados viajeros, las miran por la ventanilla negando con la cabeza.
- ¡Dios! ¿y ahora qué hacemos? - exclama Claudia agobiada.
- ¡Si no cogíamos ese tren perdíamos el avión! - Erica también está enfadada.
Valla faena ¿Y ahora qué? África intenta pensar en algo y...
- ¡Ya está!
- ¿Qué está? - exclaman las dos a la vez.
África saca su móvil del bolso y busca en la agenda. Llamar. Los pitidos previos y...
- ¿Sí?
- ¿Oiga? ¿Es Roberto?
- Sí, sí... ¿qué pasa? ¿qué tal?
- Necesitamos un taxista y llamamos al mejor... - África sonríe por lo descarado de su halago.
- No me digas que vais a estas horas a "Ciempo" de cañas... ¡mira que no estoy de servicio! - ríe Roberto al otro lado.
- ¡No! Necesitamos ir al aeropuerto...
- ¿Al aeropuerto?
*
Se enfunda unos pantalones y la chaqueta, se mete las zapatillas que estaban tiradas por la habitación y corre hacia la entrada. Coge las llaves de un cenicero y grita:
- ¡Papá me llevo el taxi! - y sale por la puerta sin esperar respuesta.
Baja corriendo las escaleras y enciende el motor. Conduce rápido hacia la estación.
¿Al aeropuerto? ¡Qué suerte! ¡Yo también quiero ir de viaje! ¿Dónde irán? Bueno, da igual, yo cogería un avión ahora mismo adonde fuese...
Llega a la estación y las ayuda a meter las maletas detrás, se suben corriendo y arranca de nuevo mientras algunos les pitan por haber parado en medio de la calle.
Estan nerviosísimas... creo que lo cogerán, si el tráfico sigue así...
Le cuentan lo que ha pasado y adónde van, él hace unas cuantas bromas para relajar el ambiente y parece que funciona. De repente se escucha un móvil. África lo coge del salpicadero del coche.
- "Patricia" - lee de la pequeña pantalla que parpadea impaciente. Se dispone a descolgar.
- ¡No! No lo cojas... - la detiene Roberto.
- Bueno vale... tranquilo. A saber quién será... - y las tres se ríen.
Por fin entran en el aeropuerto y comienzan a sacar las maletas lo más rápido posible. Erica y Claudia se despiden rápidamente de Roberto dándole las gracias miles de veces y corren a facturar sus maletas.
- Espero que tengáis un buen viaje - sonríe Roberto.
- Muchas gracias, a la vuelta te lo contaremos todo - y le da un suave beso en la mejilla.
Corre detrás de sus amigas con la maleta a las espaldas rodando a toda velocidad.
- ¡Pasadlo bien! - grita Roberto desde el coche.
Vuelve a montarse y arranca. Bueno, todo ha salido bien. Toma la carretera de vuelta a la ciudad pensando en esas tres chicas: risueñas, divertidas, locas, adultas pero encantadoramente niñas. Pero ahora sus pensamientos se detienen sólamente en una de ellas.
*
- ¡Menos mal!
- Buff... ¡valla carrerón!
- ¡Chicas!
- ¡¿Qué?!
- ¡Londres!
- ¡Sí! ¡London!
"Sssshhhh". Alguien les manda callar, desde luego no es un lugar para dar voces. Otros las miran divertidos. El avión se despega lentamente de la tierra como el velcro.

Londres les espera.

BuonpomeriggiO*

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